Una pinada increíble para trasladar el aula.
Un día más pero no un día cualquiera. En esta ocasión han sido alumnos del Colegio La Encarnación de Villena los que insufriblemente y sin alternativa han escuchado parte de lo que me he propuesto transmitir.
Porto un anillo, y tengo un fin. Y un fin casi a la altura del gran Frodo. Mi ejército es muy grande, pero aún no lo bastante. Intento reclutarlo cada vez que me abren las puertas de algún castillo, que no pretendo conquistar, sino únicamente hacer ver lo importante de mi cruzada. No tengo desánimo cuando mis futuros soldados no entienden ni el fin ni ven el camino que les abro. Soy incansable al desánimo.
Aunque no tuve la oportunidad de observar a los alumnos en su día a día, usando los Chromebook, esas máquinas infernales tan poco usables y eficaces según ellos, la visita fue divertida. Es muy distinto entrar en un aula, donde tú estás siendo el protagonista y todo el mundo te presta atención, que ver esa obra de teatro desde el tendido. Los profesores debemos observar nuestra clase desde todos los puntos de vista disponibles, y más aún porque estamos acostumbrados a ser protagonistas. Es interesante integrarnos en clases de compañeros y observar el comportamiento de nuestros alumnos con otro docente, es una situación que nos permite, al no tener la responsabilidad del contenido, observar muchos detalles que serán útiles en el desarrollo de nuestra materia.
En estas dos clases hemos encontrado pocos alumnos con vocación definida, es el caso de áreas de salud, ingeniería o programación. Prácticamente ninguno tenía claro su salida profesional, pero sorprendentemente casi todos tenían muy claro que es lo que no querían hacer. Me ha llamado la atención el grado de inmersión prácticamente nulo de la FP en este colegio y creo que la Dirección del centro debería intentar acercar este tipo de estudios, más aún teniendo en cuenta el tejido empresarial en el que se encuentra el Colegio.
Hay mayor número de chicos que de chicas y es algo que hace tiempo que no veía. No entiendo las razones y sería interesante ver si en los cursos venideros se mantiene esta tendencia. Este quizás es uno de los motivos de no encontrarme vocaciones muy marcadas. La experiencia me dice que son las chicas las que definen más rápidamente su vocación, pero al mismo tiempo son aquellas que no muestran apenas resistencia al cambio.
No me dio tiempo a enseñarles que todo lo que les comenté en las charlas es real. No pude mostrar las posibilidades que se les abren en este mundo abierto y tecnológico más allá de las redes sociales que ellos creen que usan adecuadamente, no pudimos hacer estudios de caligrafía que en esa edad les llama muchísimo la atención, …
Nos quedaron muchas cosas por ver, pero son ellos los que tienen la “llave” de un aula que puede ser tremendamente ambiciosa en conocimientos.
Un saludo y espero que pronto tengamos nuestro “pixton”.